En el siguiente post hablaremos sobre la importancia de la inteligencia emocional en el trabajo. ¿Se nace o se hace? ¡Sigue leyendo! El secreto de la inteligencia emocional
Voy a consultarlo con la almohada. No sé, déjame que le dé una vuelta.
Son expresiones para aprovechar el tiempo de descanso nocturno y que las alternativas se despojen de la carga emocional y poder adoptar la decisión más adecuada, más objetiva.
Descartes decía que para conocer la verdad, tenemos dos formas, la razón y la intuición. Desde que Daniel Goleman publicó Inteligencia emocional en 1995, inteligencia y emociones van de la mano en el mundo de le empresa.
Todos recordamos ese compañero de clase empollón que no ha alcanzado el “puestazo”. Que esperábamos ni ha triunfado en la vida como pensábamos. ¿por qué?
Probablemente porque su inteligencia emocional no acompañaba a su capacidad intelectual.
Descubre el secreto de la inteligencia emocional en el trabajo, en las empresas
Está claro que además de formación, conocimientos, esfuerzo, sacrificio y tener un coeficiente intelectual más o menos bueno, se necesitan herramientas para gestionar nuestras emociones y manejar el entorno y las personas con las que nos relacionamos.
Además de empatía y autocontrol, hemos de enfrentarnos a situaciones diarias muy cambiantes donde hay que ser hábil en lo social y lo emocional, para comprender y comunicar de una forma eficaz. Y sin miedo. Sin miedo para comportarnos con naturalidad, igual en el trabajo que con nuestros amigos, esto es, siendo auténticos para reconocer nuestras oportunidades de mejora, saltar nuestros límites y mejorar nuestras habilidades y relaciones interpersonales.
Y es que la inteligencia emocional es lo más importante para poder alcanzar éxito personal y profesional.
La buena noticia es que la inteligencia emocional no nace, se hace. Es una habilidad que podemos entrenar en las personas de nuestro equipo, creando un clima de confianza y seguridad a nuestro alrededor. Esto se hace siendo capaces de escuchar, ofreciendo un clima agradable con comprensión e ilusión para sacar un proyecto adelante, y para eso necesitamos ser hábiles en lo social y en lo emocional.
Goleman define la ‘inteligencia emocional como la habilidad de las personas para reconocer los sentimientos propios y ajenos, saber manejarlos y ser capaces de gestionar relaciones interpersonales con éxito’, y como dice Víctor Kúppers, no nos recordarán por nuestro currículum, si no por cómo somos.